A los 52 años abandono el hospital después de sobrevivir a un accidente vascular sabiendo que lo que quiero hacer es pintar y en concreto los ojos de las personas que me rodean. Los ojos han sido y son el soporte de mi fuerza para continuar. Esto era el año 2017, y desde entonces no he ido si no profundizando en el conocimiento del rostro, de la figura humana por extensión, en toda su versatilidad.
De formación universitaria en psicología y psicoanálisis, con trayectoria profesional terapéutica, doy un giro que me lleva de nuevo al arte y la pintura que absorbió mi infancia y adolescencia.
Comienzo tímidamente en los talleres municipales de pintura al óleo al tiempo que me sirvo de los recursos y tutoriales online. Entre otros me suscribo a un curso en la red con el caricaturista americano Thomas Fluharty introduciéndome en el estilo de retrato Flamenco Holandés con el que me identifico profundamente en la época de los confinamientos.
Desde entonces a hoy he ido pasando por la formación y workshops de artistas profesionales, en un sistema de aprendizaje basado en el manejo de los elementos que conjugados me llevarán a alcanzar el máximo de mi capacidad para administrar los recursos de mi obra.
La ilustración de mitos y música viene a hacerse un hueco en mi hacer artístico desde el verano del año 2021. Beowulf fue el mito escandinavo que me introdujo en el mundo de lo mágico y la imaginación. Una delicia descubrir que puedes jugar y crear imágenes que perdurarán en la memoria de quién las vea. Y como consecuencia de este último viene el encargo de Goroth, música llena de épica y tintes trágicos de otros tiempos, que permanecen ahí fuera, aún en nuestro presente digital.
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